Intimidación y autocensura, los riesgos de ser periodista en Colombia.
#Colombia un peligro para los periodistas. Intimidación y autocensura, los riesgos de ser periodista en Colombia.
Durante el 1 de enero y el 20 de mayo del 2022, la FLIP registró que 97 medios y periodistas fueron amenazados. Es decir que una o un reportero ha sido amenazado cada día y medio. En este mismo periodo en 2018, las últimas elecciones presidenciales, la FLIP registró 61 víctimas de amenazas.
Quienes amenazan a las y los periodistas suelen exigirles que eliminen algún contenido o que dejen de cubrir e investigar algún tema. En ciertos casos también se les ha demandado que publiquen información de grupos armados ilegales como panfletos. En otros casos, les ordenan que salgan del municipio en donde residen y realizan su trabajo.
En lo que va del año, seis amenazas han derivado en desplazamientos forzados y exilios.
Los medios en los que trabajan las y los periodistas que han sido amenazados son 37 medios digitales, 30 emisoras y cadenas radiales (17 de estas emisoras comunitarias), 10 medios televisivos y 5 medios impresos. La mayoría de las amenazas son realizadas por desconocidos (49 casos), grupos armados (25 casos) y particulares (7 casos).
Cuando no se conoce la identidad de quien amenaza, no es posible identificar si este hace parte de algún grupo armado, una banda criminal o si es un particular. Por eso, en estos casos es más difícil desactivar el riesgo de la víctima, pues al no poder identificar al autor, también se desconoce cuál puede ser su capacidad de daño.
Este panorama de violencia contra la prensa se agrava por la falta de respuesta estatal, rechazo público y procuración de justicia. El Estado, a nivel nacional, departamental y local, no se ha enfocado en atender las necesidades y riesgos de la prensa.
Por ejemplo, no se ha evidenciado una atención priorizada para activar rutas de protección a periodistas que son víctimas de amenazas.
En lo corrido del 2022, la FLIP ha remitido a Fiscalía 12 casos de amenazas. De estos, hasta ahora no se conocen avances significativos en la investigación, lo que a su vez genera una pérdida de confianza de los y las periodistas víctimas, quienes prefieren no denunciar.
Por eso las amenazas, intimidaciones, extorsiones, desplazamientos, obstrucción del ejercicio periodístico y hasta casos de exilio es lo que se vive casi a diario.
Cuando el periodista se niega a las presiones o a la autocensura, vienen las amenazas y la persecución, por la seguridad de los suyos y la propia.
Es la realidad de nuestro hermoso país para desarrollar un oficio tan fundamental como lo es el de informar y denunciar.
Tal vez la única salida es irse del país, porque quedarse es sumarle más muertos al periodismo, y en un país como el nuestro lo que se necesitan son colegas vivos” porque alguien debe seguir haciendo la labor.
Fuente: Fundación para la libertad de Prensa, Flip.
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